Se habían despedido hace tres semanas con un "nos vemos", como si el próximo encuentro fuera a ocurrir en menos de once horas. Sin embargo, aquellas dos palabras era el inicio de un viaje para él, y de la soledad deseada para ella.
Él iniciaba un viaje ilusionante hacia un nuevo lugar, un nuevo trabajo y nuevas personas, como profesor de Historia Contemporánea. Ella seguiría trabajando en su despacho como diseñadora para una empresa informática. No marcarían horarios para las llamadas de teléfono, simplemente surgirían, de madrugada, en el café del desayuno, en la ducha.
Mientras ella daba vueltas a códigos para hacer alcanzar a una hormiga la categoría de tridimensional el sonido horrible del messenger zumbó en sus oídos. Era él.
- ¡Esta si que es una sorpresa! ¡Qué hace alguien como tú en un lugar como este! - escribió Lola tecleando con mezcla de alegría y un nerviosismo tonto. En ese mismo segundo...
- Lola, en diez minutos ten preparada la presentación, vienen tus amigos de la consejería a revisar tu trabajo- la directora siempre con buenas noticias, pensó Lola irónicamente.
En ese instante nacieron imágenes y música en la mente de Lola creando una situación que ella sólo pudo definir como explosiva.
- ¿Eres capaz de hacer funcionar la cam de tu netbook o eso es mucho para ti? - dijo Lola hablando deprisa.
- No soy tan torpe Lola -dijo Roberto con voz casi infantil.
- ¿Con un ordenador en tus manos? Deja que decida yo sobre tu torpeza.
Roberto encendió su cam y pudo ver como ella parecía andar, aunque sólo podía ver el borde de la camiseta negra que vestía Lola y que a él tanto le gustaba. Mientras, Lola se encaminaba hacia la sala de audiovisuales mezclando en su cabeza una canción de Magic Numbers, con una escena de American Beauty y la pizarra digital de la sala.
Entró emocionada en la sala, bajó las persianas, conectó su portátil al proyector y creó su propio cine.
Entró emocionada en la sala, bajó las persianas, conectó su portátil al proyector y creó su propio cine.
Sobre la oscuridad blanca de la pizarra digital apareció el rostro de Roberto, enorme, bello, con aquella barba de tres días que él tanto descuidaba, con su cara de expectación mientras esperaba volver a ver a Lola. Entonces Lola lo vio claro, la banda sonora de la escena que estaba creando sería I see you, you see me. El protagonista de la escena, Roberto; el guión sería escrito por los ojos de Roberto. Sólo faltaba un pequeño detalle para la (im)-perfección. Cerrar la puerta de la sala por dentro.
Roberto, en la cercanía de su estado lejano, comenzó a oir los primeros compaeses de la canción y dudó extrañado por un segundo, al segundo siguiente comprendió que estaba dentro de una de las locuras geniales de Lola. Al segundo siguiente comenzó a hacer muecas con su cara como si estuviera frente a un espejo, movió sus ojos, lanzo besos, fingió lágrimas, fue un mimo, un soñador, un enamorado, un hombre guapo de anuncio, un loco. Mientras, Lola dibujaba con la yema de sus dedos el contorno de su cara, besaba sus labios, hacía círculos infinitos en sus pupilas, daba vueltas sobre su espalda como si el rostro de Roberto fuera hierba de otoño.
Unos minutos después, en una punta del mundo había unos alumnos que aún se reían de su nuevo profesor en la biblioteca del centro.
- Este tío tiene que ser buena gente - dijo uno de los nuevos alumnos de Roberto.
Unos minutos después, en la otra punta del mundo, algo que parecía ser una cara dibujada por una niña de ocho años presidía una reunión importantísima para los políticos de la ciudad.
Esa noche, Lola y Roberto decidieron salir a pasear gritando en voz baja y sintiendo a gritos: ¡Qué suerte tenemos!
Cuando yo hablo con los ojoss, se nota has dónde pongo los puntos suspensisvoss..
ResponderEliminarLola y Roberto deben ser buenos comunicadores a juzgar porque viven incluso lo que el otro comunica.
cuando la gente es testigo involuntario de estos momentos sinceros concede su beneplácito. a (casi) todo el mundo le gusta ser cómplice de algo tan bonito.
ResponderEliminarHa sido precioso leer este relato, todo el mundo debería experimentar algo así, al menos una vez en la vida.
ResponderEliminarDeberíamos hablar siempre así, los ojos no mienten..., prueba de ello está en este relato tan logrado y hermoso.
ResponderEliminarBesitos.
Los ojos hablan sin que demos cuenta de ello ... mirada alegre, triste, soñadora, enamorada. Nadie puede ocultar que dicen sus ojos, es la mirada que lo dice todo, no hace falta palabras. Puede comunicar TODO que pasa por tu cabeza y por eso se dice que son el espejo del alma. Preciosa esa canción: I see you you, you see me ... A veces recordamos ese breve momento sin decir nada de lo que buscamos sólo eses ojos que te querian, te desnudaran, te besaban ... el hechizo de los ojos que hablan sin hablar, preciosas esas miradas ... Lovely
ResponderEliminarLas tic facilitan todos estos contactos.
ResponderEliminarSalu2.
Eso es lo bonito del amor....que te hace hacer locuras....las benditas locuras de amor......
ResponderEliminarEn el amor no hay distancias fisicas.....y menos desde que existe internet y las cams...
La canción me ha encantado....Podía haber sido una buena banda sonora para mi entrada de Fechas.....Números Magicos
Me ha encantado tu historia Prometeo.
Serpiente...he imaginado tus ojos como esos de dibujos animados de los que salen rayos...
ResponderEliminarRaúl...creo que a todos nos gusta sentirnos cómplices de cosas bonitas. Cómplice es una estado que puede llegar a enganchar...
Sonix...yo siempre digo que todo el mundo debería tener derecho a ir una vez en la vida a Ibiza, ahora me guardo también tu frase...
Campoazul...las miradas no se olvidan. Poder mirar muy de cerca a alguien a los ojos es un lujo...
Anónimo...las miradas nunca engañan porque tienen vida propia más allá de nosotros...
Dyhego...Ya te digo. Imagina aquí en Extremadura, un portátil por alumno. Así es imposible concentrarse jajaja...
Carpediem...lo mejor es que no hay cam, ni internet, ni casi nada, sólo una servilleta de papel y un boli bic...lo demás imaginación...