Tumbado en el sofá, con la ropa aún de la noche anterior, entreabrí los ojos para descubrir el silencio y la oscuridad de mi salón. No hay duda, es uno de enero. Mientras disfrutaba de sentir mi propia respiración el móvil tartamudeó. Una luz. Un sonido anodino. Un número desconocido. Un mensaje.
"Um.. quiero empezar el año contigo. Que el 2011 sea supermaravilloso para ti. Besitos dulces y locos"
Durante unos segundos caí en la vanidad de creer que le había gustado a alguien. Esos cortos segundos dieron paso a la inseguridad. Un minuto después pensé que todo era resultado de un juego de alguien que me conocía. O una prueba. O alguien que simplemente se había equivocado, si, eso es.
Imaginé una pareja alejada por cientos de kilómetros. Uno de ellos había escrito un mensaje en nochevieja y esperaba con ilusión la respuesta. Pero la respuesta no llegaba, y lo que es peor, yo soy ahora el dueño de esa respuesta. Después de darme una ducha no lo dudé. Respondí el mensaje.
"No te conozco. Sólo quiero decirte que te has equivocado, tienes que volver a enviar el mensaje a quien lo espera. Seguro que ya le comen los nervios. Te deseo un 2011 genial seas quien seas"
Esa noche no pude conciliar el sueño, ni siquiera haciendo lo que más me gusta, oir música. Love of Lesbian, Camera Obscura, Lori Meyers, Nacho Vegas, Niños Mutantes, Cristina Rosenvinge, Tulsa...de nuevo el móvil tartamudeaba en hora extraña.
"No me equivoqué de número. ¿Cuándo vas a volver a quererte? ¿Cuándo vas a volver a amar?"