Hoy voy a hacer algo que en principio puede estar fatal: voy a escribir sobre alguien a quien realmente no conozco aún. Sin embargo, y después de compartir con ella unas cincuenta líneas por messenger, me apetece que aparezca aquí.
Hay personas con las que puedes compartir horas y horas y nunca llegan a decirte nada (ni yo a ell@s) es simplemente que no hay complicidad, que falta algo, que sí que están ahí pero que parece que van por otra vía láctea diferente de la nuestra.
Con la persona a la que va dedicada esta entrada he hablado un minuto por teléfono y habremos cambiado mil palabras por messenger, sin embargo, tiene algo que me hace sentirme cómodo, quizá porque siempre que tenemos minúsculos encuentros salgo de ellos con una sonrisa.
Es una mujer sin trampa ni cartón, yo al menos no le encontré la doblez. No tenía porque haber sido divertida conmigo, ni siquiera amable, pero lo fue, lo es. Y un par de veces he sentido como recibía su cariño mientras hablaba con ella, puede sonar tonto, pero me hizo sentir mejor. Sobre todo me hizo sentir mejor porque me habló con toda sinceridad: "la que has liado" "el tiempo te da y te quita". Es como si supiera perfectamente lo que siento en cada momento.
Dice que es bruja pero trabaja de peluquera. El trabajo de peluquera es un trabajo perfecto para convertirte en bruja. El tipo de bruja lo elige cada un@. En Marruecos dicen que si te haces una foto te están robando el alma. Cuando te sientas en uno de esos sillones tan cómodos que hay en la peluquería y te ponen crema en el pelo y comienzan a darte un masaje en la cabeza que hace que te atontes puede ocurrir algo parecido. Quizá ella aprovecha ese momento, no para robar el alma, ella no sería capaz de algo así, pero si para percibir que es lo que pasa por nuestra cabeza y de paso saber qué y como nos sentimos en ese momento.
Después de percibir con sus manos nuestra energía, cogen unas tijeras y nos ponen frente a un espejo. Ella seguro que pregunta ¿Qué te hago hoy?, pero seguro que ella ya sabe lo que tiene que hacer. Quizá deberíamos guiarnos más a menudo por las peluqueras-brujas y dejarnos hacer lo que ellas creen que nos va mejor, en realidad ellas lo que quieren es cambiarnos a mejor. Ya nos conocen después de masajear nuestra cabeza y ven nuestra cara frente al espejo. Ella sabe que es lo que nos puede hacer salir del local pensando soy una persona nueva o salir sabiendo que no ha cambiado nada, que tras una noche movida la vida será igual. Yo me pondría en sus manos aunque sólo fuera para sentir como lee mi mente con sus dedos.
Ayer dejó caer una frase como sólo puede hacerlo una bruja: "Creo que nos conoceremos, piano...piano". Cuando lo dijo una punzada pequeñita pero intensa se concentró en un punto sideral de mi estómago. Sentí como si de algún modo ella supiera el momento, el lugar en el que nos íbamos a conocer, pero también sabía que sería dentro de mucho tiempo. En realidad, me hizo sentir ilusión, no sabría definir que tipo de ilusión ni exactamente porqué es ilusión la palabra. Luego también pensé que es una bruja y podría jugar conmigo, pero prefiero pensar que es una bruja buena.
Un minuto de teléfono después, cien frases compartidas después, así la imagino. Como alguien que todo el mundo merecería tener cerca.
pd. Le he cogido gusto a cruzar la península en coche, oyendo música, viendo cambiar el paisaje...estaría bien presentarme en su local, ponerme en sus manos y saber si ella sería capaz de reconocerme sólo masajeando mi mente...¿Quién sabe? Conocer una bruja bien merece un viaje.
jajajja....Fallaste en lo d buena...las buenas ván al cielo y las malas a todas part
ResponderEliminares...k lindo eres....gracias...
LA SUPUESTA....BRUJA...ANAMIS FUSTER...