Veinte centímetros abismales separaban sus espaldas en la cama. Ninguno dormía. Ninguno cerraba los ojos.
Un simple giro, un simple abrazo habría creado el puente que los mantendría unidos.
Cuando el sol la despertó, se giro aún en duermevela, alargó su brazo, sólo sintió el vacío, él había iniciado su viaje.
Ilustración: Pintura de el muro de Berlín
Qué pena cuando llega el punto del camino divergente...
ResponderEliminarKüsse.
...Y tantas veces que se produce esa situación!!
ResponderEliminarCuánto dolor y desencanto hay en esos veinte centímetros.
Besitos.
A veces veinte centimetros te alejan de tu pareja y otras mil kilometros te unen mas
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