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lunes, 23 de enero de 2012

Gestos

El metro se ha convertido en mi tercera casa en los últimos meses. Cuando venía de fin de semana a Madrid para ver un concierto o una obra de teatro observaba los rostros de las personas que utilizan el metro con la curiosidad que sólo pueden mirar dos pupilas de provincia. Hoy, convertido en uno de los rostros observables por las pupilas provincianas, es más difícil que los  pequeños gestos llamen mi atención, sobre todo, porque ahora también utilizo el metro para prolongar el sueño, leer o simplemente pensar distraídamente.

Sin embargo, de vez en cuando aparecen gestos que siguen pareciéndome de una belleza casi indescriptible. Una tarde cualquiera de enero, regresando a casa, vi como un dedo acariciaba una mano abierta. El dedo pertenecía a un treintañero, la mano a una madre entrada en los sesenta. Él mimaba la mano de su madre, ella tenía una mirada tranquila. Con el pasar de las estaciones los párpados de la madre comenzaron a caer. Eran unos ojos cansados, unos ojos de trazo grueso y duro. Sus manos parecían realizadas en pizarra. Mientras la madre alcanzaba el sueño el  hijo seguía dibujando líneas infinitas sobre su madre, líneas de paz, líneas protectoras, líneas de amor. 


El metro llegó a mi parada y  bajé. Salí del vagón con la sensación de haber recibido un regalo inesperado. Un regalo que me hizo acordarme de mi madre y sus dedos rosados, de mi padre rellenando crucigramas y del calor del pequeño comedor donde ellos pasan sus días deseando que aparezca su nieto para que roce con sus dedos infantiles sus viejas manos de vendedores de prensa jubilados.

viernes, 13 de enero de 2012

Cama deshecha

(Cama Deshecha, Delacroix. 1827)

Hay veces que la pintura simplemente quiere jugar contigo ¿o es el artista?

Rodeada de sensuales mujeres, animales cuasi fantásticos, cielos africanos, hombres de perfil beréber, aparece una pequeña cama deshecha, deshecha y vacía.

El arte. Siempre el arte buscando el diálogo, encantada de revolverse en la lucha con mi pasado, mi presente y mi futuro.

Delacroix pintó una cama deshecha, jugó con los efectos de las sombras para crear el espacio. Sin embargo, esa pequeña cama llena de vida llamó mi atención más por lo que esconde que por lo que muestra. Sentí al verla el silencio. Pude oir el silencio de la habitación. Imaginé olores, escenas, personajes, momentos que habrían impregnado, protagonizado la imagen del cuadro, pero lo que no pude imaginar fueron sonidos. Silencio.
No pude evitar pensar en lo que esa cama significaba para mí a siete de enero de 2012. Significaba la ausencia de los amantes que tomaban café a la una de la tarde tras haber disfrutado del sexo, del sueño, del sexo, del sueño, del sexo.
Pero la cama deshecha no se mostró convencida de mi pensamiento. Ha estado rondando mi cabeza toda la semana. La cama que sirvió para el deseo sirve hoy para escupirme a la cara que he vuelto a dejar de ser profesor. Aún así no ha vencido. Me ha devuelto una sonrisa con guiño y ha vuelto a ser la cama deshecha después del amor. En otro tiempo, habrían sido las sábanas a las que me agarraba cada noche buscando una explicación que me ayudara a entender algo de lo que estaba haciendo. También fue una cama eternamente deshecha de adolescente. Incluso fueron sábanas universitarias sobre colchón bajado al suelo.
Hoy son sábanas de felicidad, de esa felicidad que sientes tras darte cuenta que estás sonriendo mientras la comida se quema en el fuego.
Hoy me alegro de que Delacroix se ponga de mi lado: pocas cosas hay tan llenas de vida como una cama deshecha.


lunes, 9 de enero de 2012

Taberneros

No quiero abandonar el blog y no lo voy a hacer. Este espacio me dio aire cuando más falta me hacía y dejarlo morir sería como si yo muriera un poquito. No tengo claro si escribo menos en el blog por falta de tiempo, porque pienso menos y disfruto más (Una bloguera que repta lo explicó genial: "La felicidad es inversamente proporcional al número de entradas en un blog. Cuanta más felicidad menos escritura") porqué me faltan ideas, no sé. Uno de los propósitos para 2012 es mantener vivo este espacio.

Cuando no me llegue con la literatura recurriré a las canciones, a un cuadro, a un verso robado, pero recurriré...

Hoy os dejo con la que ha sido para mí la mejor canción del 2011 (por supuesto, es sólo una opinión) Con ustedes Taberneros, Nacho Vegas...



domingo, 1 de enero de 2012

sábados/domingos

No sé como serán mis sábados noche pero sé como quiero que sean mis mañanas de domingo