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jueves, 30 de diciembre de 2010

2010, el año sentido.

Voy a hacer algo que no me gusta mucho hacer: balance. Balance del año que se va.
Ay, 2010. Qué difícil es resumir un año en una frase, y más un año como este, vivido, para lo bueno y lo malo, con una intensidad desconocida para mí. Pero toca decidirse y abusar de las palabras para definir 2010:

El año en que me encontré.

Ha sido probablemente el peor año de mi vida. He conocido a gente maravillosa estos meses. Han aparecido personas espectaculares que han llenado mi vida de alegría. Creo que estoy cerca de un sueño.  Pero, en la balanza, al menos en la mía, pesa mucho más todavía el daño que he hecho al provocar una separación. Ojalá se pudiera terminar una historia sin hacer daño pero yo no supe encontrar la manera, y hacer daño es una putada, la mayor putada que me puede pasar. He dicho que ha sido el peor, pero también el más intenso, sólo comparable con alguno de los años de la facultad, vivido a flor de piel.
Me atrevería a decir que 2010 no ha sido un año vivido sino sentido. El año de los besos geniales y las lágrimas a escondidas.

De todos modos, me voy a quedar con todos los recuerdos geniales, aunque de vez en cuando también dejaré colarse en mi mente alguna lágrima.

Este blog es de las mejores cosas que he hecho este año, no por su calidad, sino por que aquí me he vaciado muchas veces, algunas inventando historias, escribiendo deseos, creando metáforas a partir de la realidad, mezclando ficción y ralidad.

Pd. El 2011 va a ser espectacular ¿por qué? Llámale intuición femenina.

sábado, 25 de diciembre de 2010

una canción, mil miradas

Una canción, mil miradas.

Una mano abandonada, el miedo al placer.

Un sueño, infinitas ciudades.

Una pasión, 311 escalones.

Una lágrima, estoy vivo.

Una sonrisa, hormigueos espontáneos.

Un deseo, no reconocerlo.

Una mirada, tú.

viernes, 24 de diciembre de 2010

pieza circular del Tetris

Nunca me gustó el Tetris. Nunca entendí el éxito de un juego que consiste en colocar piezas angulosas para crear un mundo donde todo debe encajar a la perfección, y una vez creada la perfección desaparece de golpe, para volver a sentir la necesidad de crear un nuevo mundo ordenado. Por suerte, he conocido a alguien que es la pieza circular del Tetris. Me gustaría que muchas personas pudieran conocerla, disfrutar de su imperfección circular dentro de un mundo de ángulos.

- ¿Qué hacer cuando conoces a la pieza circular del Tetris? ¿Cuál será el resultado de dejar caer la pieza circular en un mundo de líneas rectas?

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¡no puede ser!

- ¡No puede ser! Imaginas el escándalo. Este pueblo no está preparado. Tú eres profesor, yo soy concejal. ¿Imaginas el escándalo?

- No. Imagino nuestro beso de año nuevo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿padre?

- José, ¡quiero un padre como tú¡

Esa frase la dijo ayer un niño mientras hacía una actividad con ellos. No supe como reaccionar. No entendía muy bien porque un chaval de ocho años lanzaba al aire esas palabras delante de sus compañer@s y su maestra. Mi única reacción fue una sonrisa a la que no se me ocurre poner ningún adjetivo.

Cuando acabé la charla se levantó y sin decir nada simplemente me abrazo:
- ¡Un abrazo José!

Claro que le dí el abrazo. La maestra reaccionó rápidamente y nos separó pidiéndole a él que no fuera pesado. La maestra sabía que el niño no estaba siendo pesado y que no pasa nada por dar un abrazo. Lo que si conoce su maestra es el pasado de ese niño, yo no lo conocía, hasta que él mismo me lo dijo mientras nos preparábamos para hacer una foto de recuerdo de la actividad.

- Mis padres están en la cárcel José. Yo quiero un padre como tú.

Ahí ya si empecé a sentir un ligero temblor en las pupilas que logré controlar. Desde ese momento la mirada azul del niño no se me va de la mente.
Hace poco una amiga me dijo:
- Tienes que ser padre. Me gustaría que pudieras sentir ese tipo de amor.

Ayer, al meterme en la cama, y quedarme acurrucado no podía dejar de pensar en ese niño. Pensar que mientras yo dormía en mi cama él dormía en un cuarto con otros compañeros en un centro de menores. Y por primera vez comencé a pensar que tipo de sentimiento debe sentir un padre o una madre cuando sabe que su hij@ duerme en el cuarto de al lado, o cuando le espera por la mañana porque sabe que les va a despertar, o cuando miran como juegan con sus amig@s. Por primera vez pensé que me apetecía ser padre, y eso nunca lo había sentido.
Un niño, sin querer, ha conseguido despertar en mi un sentimiento diferente.

Al final, el niño, la maestra y yo llegamos a un acuerdo. La maestra  me pidió que no vaya a verle porque se puede crear esperanzas y eso sería muy malo para él. Pero la solución la dio el propio niño.

- Haremos una cosa José. Escribiré una carta cuando quiera y la maestra te la llevará.

Sólo espero que este niño algún día escuche esta canción y piense "yo he vencido a los gigantes"



lunes, 15 de noviembre de 2010

una noche cualquiera

Después de besarme en la puerta me dijo:
- No quiero volver a verte.
- ¿Por qué?
- Me recuerdas demasiado a un verso de Sabina.
- ¿Cuál?
- Sabina asesina uno de sus poemas cantados diciendo "Mi manera de compremeterme fue darme a la fuga". Tú tienes una ventaja, no engañas, no me has mentido ni un segundo.
- No entiendo.
- Es muy sencillo. Si no vuelves, si no me llamas, si sé que no vas a volver, si sé que no me llamarás no pensaré, solo disfrutaré de esta noche, disfrutaré de tus movimientos, sonreiré con nuestras risas. Mi triunfo es tu adios. Sé que quieres a otra. Es imposible besar así la primera noche, sólo es posible si mientras me besabas pensabas en ella, si mientras me acariciabas la acariciabas a ella.
- ¿Por qué piensas así?
- Porque ha sido sexo con amor y nosotros no nos queremos, solo hace siete  horas que nos conocemos.
- No sé que decir.
- Tranquilo, tus ojos llevan hablando toda la noche por ti. Tu boca silencia palabras que tus pupilas gritan.


sábado, 13 de noviembre de 2010

al entrar en la cama...

Sigo cerrando los ojos para buscarte en el laberinto de perfume que abandonaste entre las sábanas


betty davis-antilove song

martes, 9 de noviembre de 2010

volviendo a sentirme profesor

Hace una semana he vuelto a las aulas. Aún no me han llamado de las listas de secundaria, quién sabe, con suerte en marzo estoy dando clases de Historia en algún instituto. Pero he vuelto a las aulas. Trabajo en un proyecto para la universidad. Mi trabajo consiste en coordinar una campaña de sensibilización sobre, hablando en plata, cómo nos movemos por la ciudad, intentar hacer que las personas hagan un uso más responsable de los medios de transportes. Es una coartada perfecta para hacer lo que más me gusta, trabajar con el alumnado, es decir, trabajar con personas. Hasta navidades estaré de "gira" por los colegios de la ciudad. Me gusta pensar que mi trabajo de profesor es el trabajo de un artesano, que crea algo nuevo en cada clase. Pero no soy un artesano que trabaje solo, trabajo buscando el diálogo, la complicidad, y buscar el diálogo con niñ@s de primaria es un juego espectacular. Cuando comienzo les digo que quiero oirles, quiero saber lo que piensan, y ellos se sienten importantes y se sueltan, y comentan, y a veces consiguen dejarme en fuera de juego, y cuando eso ocurre pienso que mi trabajo es un lujo y me siento muy afortunado. Afortunado, porque todavía me puede dejar en fuera de juego el comentario de un(a) alumn@ de primaria. Y además están sus sonrisas, sus cuchicheos, su cara de sorpresa cuando les digo que tengo treinta y cuatro años y exclaman ¡qué viejo!, cuando me cuentan sus historias, cuando hay mil manos levantadas queriendo salir a hacer un juego...
En fin, podría hacer la entrada más larga del blog, pero todo se resume en una frase:
Mi trabajo es un lujo, trabajar rodeado de personas es un lujo y dialogar con niños es algo que deberíamos hacer más a menudo. No sé que tiene el olor de las aulas pero yo es sentirlo y ser feliz.


jueves, 4 de noviembre de 2010

cómo expresar

Las historias de este blog han nacido desde la espontanéidad. Surge una imagen, una idea, un sentimiento, un deseo, un sueño... y un chispazo dentro de mí me lleva a la escritura. Por ello, muchas de ellas tienen una vida pre-informática en servilletas de bar, folletos de publicidad, etc. Pero hoy, hoy no soy capaz de expresarme.

¿¿Cómo expresar este sentimiento eléctrico que recorre mis ojos, mi estómago, mi sexo??
¿¿Cómo expresar que, mientras camino mi ciudad, sólo siento ganas de pararme, sentarme en la acera y dejar que las lágrimas me vacíen, lágrimas de felicidad??
¿¿Cómo explicar la felicidad que siento si ni siquiera entiendo como puedo estar tan feliz, si ni siquiera puedo poner adjetivos a la felicidad que siento??

Sólo sé que siento, que siento la vida de un modo que no sabía que existía. Una vez escribí unos "versos":

vivo en el lujo del sueño,
que consiste en tenerlo todo y al instante no tener nada.
la razón dice que no tengo nada.
mi corazón grita que lo tiene todo.

Hoy, estos versos no me sirven para expresarlo que siento porque no entiendo lo que me ocurre pero lo disfruto. ¿Y si el sueño por un momento se ha convertido en vida?

Hoy me pierdo en las palabras para encontrarme en lágrimas, lágrimas de felicidad.


viernes, 29 de octubre de 2010

¿eres sevillano?

Esta semana es probable que haya tenido unas treinta reuniones en centros educativos. En algunos he tenido hasta dos. Y en el 99% de ellas me han realizado la siguiente pregunta:

¿eres sevillano?

Me encanta Sevilla, sobre todo desde que me la enseñaron con una mirada diferente, es más diría que hay rincones de Sevilla que me fascinan (Triana, el callejón de la Inquisición, Santa Cruz, Salvador), pero no, no soy sevillano. Sé que cuando hablo, sobre todo cuando han pasado más de cinco minutos de conversación, dejo que mi acento caiga hasta límites insospechados, pero no, no soy sevillano. Es que hablo así. Así que aprovecho para gritar al mundo desde aquí:

¡No, no soy sevillano!

Firmado: Mister la balsa de la medusa porque esas "S" no tienen excusas. (Mote que me pusieron mis alumn@s de primero de bachillerato)


martes, 26 de octubre de 2010

mejor sin guión (+ bso)

La vio entrar justo unos segundos después de él, ni siquiera había tenido tiempo de pedir su copa al camarero, un guapo moreno que unía en sus rasgos una sonrisa brasileña con una mirada del norte de África. Mientras observaba con atención como el camarero se afanaba en su daikiri volvió su mirada para ver dónde se había sentado ella. Sabía elegir, de eso no había duda. Ella eligió la mesa junto a la ventana, sentándose de forma que las personas que paseaban por la calle pudieran percibir su cabello pelirrojo y la caída de su hombro izquierdo, pero no su rostro.
Tras mojar los labios de daiquiri él pareció ir hacia el baño, pero se quedó a mitad de camino, apoyándose sobre la pared, al final de la barra, desde donde ella pudiera sentirse observada.
El camarero le mostró una sonrisa para pedirle que le dejara pasar. Un bloody mary coronaba su bandeja. Cuando regresó a la barra el camarero le susurró, como si tuviera miedo a que ella pudiera oir lo que le iba a decir:

- Es guapa y misteriosa. De donde yo vengo sería considerada una bruja con ese pelo y -después de un corto silencio - y esos tacones.

Él no dijo nada, simplemente asintió con una caída de párpados.

Veinte minutos después el local había tomado ambiente. Ya no podía verla sin moverse de su sitio antes privilegiado. En ese tiempo había contado dos hombres que se habían acercado a hablar con ella, más un grupo de jóvenes que parecían universitarios. Pensó que la iluminación y la decoración del local era ideal para ambientar una bonita historia entre desconocidos. La voz de Najwa Nimri parecía sonar sólo para ellos dos. Eso imaginaba él aunque en ningún momento consiguió cruzar una mirada con ella.




La voz del camarero le saco de su ensimismamiento.
- ¿Le sirvo otro daiquiri?
- Está bien. Pero añádele un golpe de marraschino.

Él miro hacia donde ella estaba, pero una nube de cabezas le impidieron verla. Decidió caminar hacia el baño, sintiendo cada uno de sus pasos, sintiendo cada centímetro recorrido, sintiendo el roce de su ropa contra la piel.
A la izquierda, la puerta del baño femenino indicado con un rostro creado por Klimt, a la derecha, un autorretrato de Egon Schiele mostraba el camino a los hombres. Un espejo de forja antigua reflejó su rostro inquieto e inseguro. Decidió mojar su cara, espabilar de una vez. Cuando regresó su mirada al espejo tras quitar las manos mojadas de su ojos, el rostro de ella apareció junto al suyo.




- ¿Por qué has tardado tanto en decidirte? Vamos, entremos, estoy deseando hacerlo - dijo ella, hablando con excitación, usando un tono de petición y orden al mismo tiempo.
- No quiero hacerlo.
- Vamos, no digas eso. Te encanta.
- Me encanta cuando no lo preparamos.
- No jodas.
- Lo sé Gloria, es una putada, pero no me sale hacerlo así. Me gusta cuando nos surge. Me encanta hacerlo en un baño, pero cuando es real, no cuando parezco el personaje de un corto.
- Tú ganas, por ahora. Eres la ostia. No pareces un tío.
- Cómo me digas que soy diferente me esfumo - amenazó José entre risas.

Salieron riendo del pasillo del baño regalándose algunos besos y muerdos.

- ¿Nos vamos? - preguntó Gloria
- No. Acabo de pedir otro daiquiri, ¿quieres otro bloody?
- Está bien. Ya no hay prisas.

Tomaron sus cocktails mezclando risas y humo.

- ¿Qué piensas? dijo él.
- Nada - dijo ella pensativa.

Media hora después salieron a la calle. Decidieron olvidarse del coche y dar una vuelta paseando. Les gustaba dejarse caer por las calles viejas del centro, hablar con sus personajes típicos.

- Espera, dame un segundo. Voy a ver si está una amiga en su casa.
Gloria bajó corriendo unos cincuenta metros y se detuvo en un portal. Él vio como llamaba al portero automático.
- José, ven, sólo será un segundo.
José fue, buscando una visita inesperada. Entró en el portal. No vio a Gloria. Llamó al ascensor.
- Sube por las escaleras, no seas vago.
José se encaminó a subir unos viejos y altos escalones de mármol, pensando cuantas personas habrían hecho lo que el estaba haciendo ahora.

- Si me dices que no, te mato.

Gloria estaba sentada en las escaleras, con los botones de su camisa abiertos y sus piernas cruzadas.
La excitación les llevó a olvidarse de todo, a no darse cuenta del ruido que hacían, a olvidarse de que alguien les pudiera ver. Crearon en la oscuridad a partir del sexo.

Regresaron a la calle aturdidos por el placer. Doblaron la esquina sin saber muy bien hacia donde encaminarse.

- Ey, Gloria ¿y tú amiga? Nos estará esperando.
- No conozco a nadie que viva en esa calle.




viernes, 22 de octubre de 2010

lunificado

Durante diecisiete años había vivido sin parar de dar la vuelta al mundo. Sus padres habían llevado al extremo la expresión "En mis dominios no se pone el sol" y habían convertido su vida en una continua huída hacia adelante siguiendo la luz solar.

Una tarde de noviembre el zepelin en el que vivían cayó al agua, en medio del Mediterráneo. Ícaro, mientras luchaba contra el reloj por no morir ahogado, vio como el objetivo que había sido su vida iba desapareciendo poco a poco, y la oscuridad iba cubriendo su horizonte. Por unos momentos dejó de mover los brazos y las piernas para evitar morir ahogado y contempló aquella esfera redonda, de manchas imperfectas, blanca, luminosa, diferente a todo lo que conocía.

¿Por qué sus padres habían decidido robar de su vida la luna?

martes, 19 de octubre de 2010

lágrimas

Es absurdo esconder la cabeza bajo el agua para no sentir las lágrimas.
No sientes su humedad,
pero sabes que están ahí.

sábado, 16 de octubre de 2010

háblame con tus ojos

Se habían despedido hace tres semanas con un "nos vemos", como si el próximo encuentro fuera a ocurrir en menos de once horas. Sin embargo, aquellas dos palabras era el inicio de un viaje para él, y de la soledad deseada para ella.
Él iniciaba un viaje ilusionante hacia un nuevo lugar, un nuevo trabajo y nuevas personas, como profesor de Historia Contemporánea. Ella seguiría trabajando en su despacho como diseñadora para una empresa informática. No marcarían horarios para las llamadas de teléfono, simplemente surgirían, de madrugada, en el café  del desayuno, en la ducha.

Mientras ella daba vueltas a códigos para hacer alcanzar a una hormiga la categoría de tridimensional el sonido horrible del messenger zumbó en sus oídos. Era él.

- ¡Esta si que es una sorpresa! ¡Qué hace alguien como tú en un lugar como este! - escribió Lola tecleando con mezcla de alegría y un nerviosismo tonto. En ese mismo segundo...

- Lola, en diez minutos ten preparada la presentación, vienen tus amigos de la consejería a revisar tu trabajo- la directora siempre con buenas noticias, pensó Lola irónicamente.

En ese instante nacieron imágenes y música en la mente de Lola creando una situación que ella sólo pudo definir como explosiva.

- ¿Eres capaz de hacer funcionar la cam de tu netbook o eso es mucho para ti? - dijo Lola hablando deprisa.
- No soy tan torpe Lola -dijo Roberto con voz casi infantil.
- ¿Con un ordenador en tus manos? Deja que decida yo sobre tu torpeza.

Roberto encendió su cam y pudo ver como ella parecía andar, aunque sólo podía ver el borde de la camiseta negra que vestía Lola y que a él tanto le gustaba. Mientras, Lola se encaminaba hacia la sala de audiovisuales mezclando en su cabeza una canción de Magic Numbers, con una escena de American Beauty y la pizarra digital de la sala. 
Entró emocionada en la sala, bajó las persianas, conectó su portátil al proyector y creó su propio cine.

Sobre la oscuridad blanca de la pizarra digital apareció el rostro de Roberto, enorme, bello, con aquella barba de tres días que él tanto descuidaba, con su cara de expectación mientras esperaba volver a ver a Lola. Entonces Lola lo vio claro, la banda sonora de la escena que estaba creando sería I see you, you see me. El protagonista de la escena, Roberto; el guión sería escrito por los ojos de Roberto. Sólo faltaba un pequeño detalle para la (im)-perfección. Cerrar la puerta de la sala por dentro.

Roberto, en la cercanía de su estado lejano, comenzó a oir los primeros compaeses de la canción y dudó extrañado por un segundo, al segundo siguiente comprendió que estaba dentro de una de las locuras geniales de Lola. Al segundo siguiente comenzó a hacer muecas con su cara como si estuviera frente a un espejo, movió sus ojos, lanzo besos, fingió lágrimas, fue un mimo, un soñador, un enamorado, un hombre guapo de anuncio, un loco. Mientras, Lola dibujaba con la yema de sus dedos el contorno de su cara, besaba sus labios, hacía círculos infinitos en sus pupilas, daba vueltas sobre su espalda como si el rostro de Roberto fuera hierba de otoño.

Unos minutos después, en una punta del mundo había unos alumnos que aún se reían de su nuevo profesor en la biblioteca del centro.
- Este tío tiene que ser buena gente - dijo uno de los nuevos alumnos de Roberto.
Unos minutos después, en la otra punta del mundo, algo que parecía ser una cara dibujada por una niña de ocho años presidía una reunión importantísima para los políticos de la ciudad.

Esa noche, Lola y Roberto decidieron salir a pasear gritando en voz baja y sintiendo a gritos:  ¡Qué suerte tenemos!





viernes, 15 de octubre de 2010

when the mind´s made up


Aposté por la incertidumbre y el pasado se empeñó en convertirse en arañazo

viernes, 8 de octubre de 2010

tres centímetros

Sus hojas ya eran amarillas y sus esquinas arrugadas. Treinta años en una estantería. A veces arriba, otras abajo, unas veces el sol calentaba su lomo, otras veces las novedades le envolvían en la oscuridad de la parte de atrás del estante. Toda una vida bajo el mismo rótulo, "Poesía".

Su portada quedó antigua. Una rara avis entre hombres raros. Una filósofa antigua de una antigua civilización ya olvidada de los planes de estudios. Años lleva en el lugar más alto de la estantería, donde nadie llega sin la ayuda de una vieja escalera, años bajo aquellas letras blancas sobre fondo negro "Filosofía".

El poeta aún recuerda la mañana en que llegó aquella filósofa de aire isleño y mente abierta. La filósofa sigue moviendo sus hojas al viento aprovechando que su lugar está justo frente a la puerta.

Hace unos días el poeta cayó al suelo después de que una compradora habitual le rozara con sus dedos. La caída casual le hizo descubrir que estaba más cerca que nunca de la filósofa. La compradora le devolvió a su lugar, sólo que dos baldas más abajo. El poeta había hecho un descubrimiento. La caída le acercaba a ella. Ella sintió un temblor y las palabras se movieron en su interior.

Veinte metros le separaban.

Cada noche, el poeta finge un suicidio y se deja caer de la estantería. Algún comprador despistado le pisa y le coloca en la primera estantería que encuentra. Tras varias caídas, tras varías marcas de pisadas diferentes sobre su portada, el poeta está a tan sólo tres centimetros de la filósofa. Sólo tres centimetros de madera les separan. Se pueden oler, se pueden oir. Ambos sueñan con alguna compradora despistada, con algún librero distraído que ayude al azar.


 

domingo, 3 de octubre de 2010

viernes noche

Fue una noche de viernes de concierto sin concierto, de disfrutar de buena compañía sin compañía, de iniciar un pequeño viaje acompañado y culminar en una vuelta a casa acompañado solo por las luces de la avenida. El destino fue vencido por una frase:

- Necesito que me des tu entrada. Sin preguntas, por favor.

Quien dijo esa frase se merece esa entrada y lo que me pida. Así que mi noche de viernes se quedó en una caña y una tapita de jamón con banda sonora de conversación sorprendente en el que sólo podía escucharle entre asombrado, enternecido, extrañado y feliz por haber descubierto en él un nuevo tipo de sonrisa.

Conducir de madrugada tiene muchas ventajas, entre ellas, imaginar nuevos planes para el momento más próximo. Esta vez el plan sería húmedo. Una bañera, agua caliente, velas e incienso. La música la dejaremos para otro día porque eran las dos de la madrugada y a esa hora hay que estar muy seguro de que a tus vecinas les guste tu música para que no les moleste oír lo que me apetecía escuchar.
Llené la bañera de agua caliente. Volví por un momento a la infancia cuando agarré el gel y dejé caer un gran chorro en el agua para hacer espuma. Dejé velas por el suelo y quemé el incienso. La mezcla resultó genial para mis sentidos. Sentir el calor del agua, el roce de la espuma, la luz de las velas, el aroma del incienso. Un momento así lo disfruto más con los ojos cerrados. Y ahí apareces tú, ahí aparece tu voz.

Tus palabras juegan conmigo y se zambullen en el agua. Tu susurro mueve las pequeñas llamas y acercan hasta mí el humo del incienso. Tu voz forma una espiral que rodea mi cuerpo convirtiéndose en dedos que acarician mi pelo, que aprietan mi nuca en un placentero y doloroso masaje. Abro los ojos por un segundo y tus palabras van apareciendo sobre los azulejos, con el sonido de una vieja máquina de escribir.
Una figura de mujer se va creando a partir de las gotas de vaho que bajan por la pared y te apareces real ante mí. Te sientas delante mía, colocando tu espalda sobre mi pecho. Ahora soy yo quien deja correr el agua de la ducha sobre tu pelo. Mezclo tu cabello con el champú que tanto te gusta y hundo mis dedos creando columpios en tu cabello. Acaricio tus hombros llevando el deseo de la punta de mis dedos hasta ti. Un deseo va llenando mi mente mientras continuas hablándome, mientras mis caricias sobre tu pelo van perdiéndose un ritmo lento.

El deseo me va venciendo poco a poco y yo sólo puedo dejarme llevar. Mi boca roza tu cuello, suspiros de rabia se me escapan, pero finalmente mi deseo se hace palabra:
- ¡Quiero follarte!
Tú no dices nada. Dejas que siga acariciando tu pelo mientras yo susurro a gritos en tu oído "¡Quiero follarte!", como si esas dos palabras pudieran convertirse en el movimiento más sensual y pudiera hacerte llegar al orgasmo con mis caricias en tu pelo y mis susurros en tu oído. Segundos después lanzas un jadeo de rabia y placer.

Te pones de pie frente a mí. Me ofreces tu mano y me levanto. Ahora podemos mirarnos a los ojos y reconocernos en ellos. Es curioso, cuando busco mi mirada en tus pupilas no me veo a mi reflejado, sino que te veo a ti. Dejamos que el agua llena que llena la bañera se pierda y nos colocamos bajo la ducha de agua tibia. Colocas tu pie sobre el borde de la bañera mirándome sin hablar. Sin dejar de mirarte siento el calor de tu sexo. Siento cada milímetro de deseo que hay en ti. El placer nos lleva a cerrar los ojos al mismo tiempo buscando que el placer sea real. Ahora no hay suavidad, ahora hay besos mezclados con muerdos, uñas que se clavan, tu espalda golpeando la pared, ahora los movimientos son duros. Entre jadeos y palabras sueltas llegamos al orgasmo. El primer orgasmo que nos llevará a muchos otros entre juegos, risas y muecas de placer.
Ahora soy yo quien te invita a salir de la bañera, empapados los dos. Quiero beber de ti tu próximo orgasmo. Después serás tu la que quieres ir al sofá. Después yo querré mirarnos a través del espejo. Después tu querrás ponerte de rodillas en una silla. Después te tumbaré sobre la mesa. Después nos acariciaremos frente a frente sin poder tocarnos el uno al otro. Después, tú beberás tequila directamente de mi piel, y yo lo beberé de tu espalda mientras mi sexo esté dentro de ti. Después pondrás hielo picado sobre mi cuerpo y lamerás desde mi pecho hasta mi sexo, y tú misma pintarás palabras de fresa sobre tu cuerpo. Morderemos cerezas para que nuestros besos dejen de saber a sexo y se conviertan en oxígeno para continuar con el deseo. Nos acariciaremos y follaremos en la terraza, en las escaleras, en el portal, en el trastero...y cuando una mirada de día al otro, necesito tumbarme, entonces buscaremos el colchón.

Ahora, el semen se mezcla con el agua caliente, con la espuma, con tu voz...y al abrir los ojos encontré una frase en la pared...


viernes, 1 de octubre de 2010

sin título

vivo en el lujo del sueño,

que consiste en tenerlo todo y al instante no tener nada.

La razón dice que no tengo nada.

Mi corazón grita que lo tiene todo.

martes, 28 de septiembre de 2010

sueño

... essta mañana mi vecina pusso essta canción mientrass dessayunaba...Me acordé de ti y me apetece ponerla...Ess que me alegro de que passess de los lacassitos...¿ssabess? yo también...a partir de ahora ssi hay lacassitos que ssean de chocolate por dentro...

viernes, 24 de septiembre de 2010

ciegos frente al rojo

- Estamos ante Sin título. Rojo sobre Naranja, pintado en 1968. Estamos ante un mural donde el autor pretende mostrar la pureza del rojo a través de grandes machas de color...


 sin título. rojo sobre naranja. 1968. mark rothko


¿Qué persigue transmitir un pintor con un mural que sólo representa el color rojo? ¿Qué importancia puede tener el color rojo para hacer protagonista único de un mural abandonando premeditadamente el resto de colores? - pensó para sí en voz alta.

- El rojo  puede significar todo. Nuestro mundo sería desconocido para nosotros si no existiera el rojo - sentenció una voz que hacía acompañar sus palabras de un tono doloroso, como si llevara mucho tiempo esperando que alguien le hiciera esa pregunta.

- ¿Nuestro mundo? ¡Su mundo sería desconocido! Yo soy ciego, no puedo distinguir el mundo a través de los colores. Hágame sentir el rojo, quiero conocerlo, quiero introducirme en la mente del artista.

-  Es un color enigmático. El rojo puede representar la parte buena del viaje. Puede ser el color del vino que allana el camino de mis labios a los suyos. Nuestros labios pueden llevar al amor, al sexo, a la pasión. El rojo hará que nuestras mejillas nos delaten, ya sea por la vergüenza o por el esfuerzo. Esa sensación de calor que nos invade es de color rojo. Pero también puede significar el fin. Es el color de la pólvora. El color de la sangre derramada. La sangre es vida hasta que la vemos fuera de nosotros y reconocemos su color, su calor, desconocidos hasta que conocemos el dolor. La sensación de despedida la anuncai el color rojo. No sé si he sido capaz de hacerle sentir el rojo, pero yo acabo de descubrirlo un poco más.

- Es prodigioso lo que es capaz de hacer el arte, el artista, la mente del artista, la visión del espectador. Ha sido capaz de hablar de la existencia del hombre partiendo de una simple mancha de color rojo.

- Me alegro de haberle servido de ayuda. Por cierto, yo también soy ciego.

-¿De nacimiento?

- No. Me quedé ciego mientras pintaba un cuadro. Una pequeña ola de pigmento rojo me sumergió en la oscuridad para siempre. Lo último que vi fue una gran mancha de color rojo.




martes, 21 de septiembre de 2010

bocas

Esta tarde-noche he descubierto mi vida a través de varias bocas. Una me ha dejado resbalar sus besos por mis labios y aún sigue en mi mente. Otra ha sido una boca divertida que me ha dejado una sonrisa sensual en mis labios. Otra me ha dado un beso en la mejilla y me ha dejado la suya para que pose en ella todos los besos que quiera durante el tiempo que sea necesario.

Después llegaron otras bocas. Bocas desconocidas, bocas con imaginación, bocas que parecen que me miran detrás de cada esquina, bocas que no sabía que existian, bocas que me otorgan el don de la ubicuidad, bocas que hablan sobre mi sin tener ni puta idea de mi.

A estas últimas bocas, que me "vieron" el mismo día, a la misma hora, con grupos de personas diferentes, en Lisboa y en Zambujeira do Mar (con lo que me habría gustado tener cuerpo para ir a ese festival y sus calas de aguas frías) les dedico esta canción con toda mi voluntad de que pronto juntemos nuestras bocas para beber unas coronitas.



jueves, 16 de septiembre de 2010

a veces

Las naranjas se han ido acumulando en el frutero. Diría que han hecho el amor en mi ausencia y se han multiplicado.  Me gustaba el olor de la fruta recién exprimida y mancharme los dedos preparando el zumo, pero yo nunca desayuno.
Ahora, la mañana tiene un aroma diferente.
Esta mañana una naranja llegó rodando hasta la puerta de mi cuarto. Yo tapé mi cabeza con la sábana y abracé fuerte mi almohada para espantar el miedo.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

en una décima de segundo

                                    El local estaba saturado.

 Personas...
                                  Humo...
                                                               Música...
 Bebían,
                            Bailaban,
                                                          Gritaban,
                                                                                   Reían,
 Buscaban Encontrar Una Mirada.

Y en una décima de segundo...
                                                                                  sus pupilas se dilataron

Ella,
                                                 azotó su culo con rabia.

Él le dijo,
                                              ¡Me vuelves loco!



sábado, 11 de septiembre de 2010

i´ll be your mirror

En el andén se acumulaban parejas besándose, chicos que regresaban a casa con más copas de las que deseaban y menos deseo del que esperaban y chicas descalzas que cargaban sus tacones en las manos. Sólo él estaba solo en aquel andén.

El azar quiso que nadie se sentara a su alrededor en el vagón. Como si su soledad espantara a los vivos. Justo antes de que el vagón cerrara sus puertas entró ella a la carrera. ¿La soledad había desaparecido? Se miraron curiosos, zapatillas rosas, vaquero oscuro y camiseta morada, los dos se sintieron como ante un espejo. La casualidad les sacó una sonrisa dormida.


miércoles, 8 de septiembre de 2010

¡tengo unos padres espectaculares!

Hoy no hay metáforas, no hay poesía, no hay teatro, sólo realidad.

Estoy viviendo una separación. A pesar de ser la parte que dijo no, nunca es fácil. Además de lo complicado que es tomar una decisión así se suman otros factores que hacen que los nervios se instalen en el estómago. Para mí uno de ellos era el momento de comunicárselo a mis padres. Los dos nacieron en la década de los treinta y una noticia así podría suponer estropear su tranquilidad adquirida después de muchos esfuerzos. Cuando les di la noticia mi padre no dijo nada, cosa que no me sorprendió. La sorpresa llegó de parte de mi madre:

- No pasa nada. La felicidad no siempre llega de forma fácil. Si eres suficientemente valiente para tomar una decisión así, asumiendo tus errores, será que quizá es lo mejor para los dos.

Sus palabras me tranquilizaron. Y en un momento como este que algo te tranquilice no podéis imaginar como se agradece. Aunque siempre me quedó cierta duda de si lo diría sabiendo que es lo que yo podría querer escuchar, pensándolo bien, mi madre nunca había hecho nada para quedar bien conmigo, siempre me ha dicho lo que piensa sobre mi y mis actos sin dobles tintas.

Pero el detalle que me mató, cuando matar quiere decir dar vida, ocurrió hace unos días. Una vez pasada la tormenta quise agradecerles a mis padres el apoyo y les dije que vinieran a mi casa a cenar. Ellos eligieron el menú, solomillo con "cualquier salsa de las tuyas" para ella, y bacalao dorao, para él. Durante la cena nos reímos, mi madre volvió a repetirme como podíamos haber pintado cada habitación de la casa de un color, me pidió que le pasara la carne un poco más (ya veis que mi madre no se corta), hablamos del día de la boda, de conversaciones que tuvimos previas al día de la boda, de porqué tuve que dejar un buen negocio para intentar ser profesor...cambiando de tema como quien salta de piedra a piedra para cruzar un río llegamos a los postres. El postre lo elegí yo, teniendo en cuenta sus gustos, dos bolas de helado, una de naranja y otra de chocolate.

Y ahí fue cuando mi madre me pidió que le diera el bolso. Sacó un montón de fotos viejas aunque ya en color, de pequeño formato, de esquinas arrugadas, y las fue colocando sobre la mesa. Tras las fotos viejas, llegaron otras, más grandes, fotos mías jugando a  fútbol, de la época del instituto, del año que ascendimos a categoría nacional, fotos echas en las fiestas de mi primer año de facultad, el día de la graduación, una foto junto a mi tutoría, una instantánea de la nochevieja que me los llevé a vivir las uvas al centro de la ciudad,  la foto oficial de boda...y mi madre dijo...

- Todos estos eres tú. A veces hicistes cosas bien y a veces metiste la pata hasta el fondo. Pero desde  ese bebé que no quería quedarse quieto en la silla de campo, hasta  ti, te querremos siempre. Y ahora deja de sufrir y disfruta la vida, aquí, en Madrid o dónde sea, y deja de ponerte máscaras que cuando tú vas, tu madre ya ha dado la vuelta.

domingo, 5 de septiembre de 2010

once cuchillos


Once cuchillos, 
para decir lo que  no puedo decir.

Once cuchillos,
para hacer lo que me pida el alma.

Once cuchillos,
para distraer al público mientras hacemos el amor en la última fila.

Once cuchillos,
para crear una herida.

El vuelo de un cuchillo para encontrar la felicidad.

viernes, 3 de septiembre de 2010

placer por placer


- Llámala y simplemente dile lo que me has dicho a mí. Y después, quiero que me lo cuentes todo.

La llamé inmediatamente después de terminar la conversación con mi amiga.

- Sí
- Hola, soy Abel. ¿Te acuerdas de mí?
- Claro que me acuerdo, fui a buscarte para pasear por una playa nudista hace tres días, me hago mayor pero mi memoria aún tiene la fecha de caducidad en más allá de una semana. ¿Qué tal?
- Bien, yo tampoco te he olvidado. No se como decir esto, joder que torpe, pero te deseo, deseo que ocurra lo que nos negamos el sábado noche y el domingo por la mañana.
- ¿Sin compromisos?
- Sin compromisos
- Nadie me había propuesto tener sexo sin compromiso, sin la llamada del día después. Placer por placer. Me has puesto nerviosa.
- Yo también lo estoy.
- Pero así, ahora, sin pensar.
- Sí, sin pensar. Si hubiera pensado no te habría llamado. Es así de sencillo, sin historias.
- Yo tampoco quiero historias, y también te deseo. Podría estar en tu ciudad a las diez.
- A las diez entonces.

No pudieron ver sus sonrisas, pero los dos sonrieron mirando al suelo después de colgar.

A las nueve y media ella devolvió la llamada.

- Hola niña.
- Hola. Estoy en la puerta de tu casa.
- ¡¿Ya?! ¿Habíamos quedado a las diez no?
- Si, pero no pensabas que todo iba a ser tan fácil. ¿Dónde estás?
- Pues ahora estoy exactamente subido a una pirámide del parque con mi sobrino.
- ¿Estás muy lejos?
- No, dejo a mi sobrino en casa y voy hacia allí.

Pudo verla desde muy lejos. Reconoció su flequillo recto. Morena. Llevaba un vestido corto espectacular y unos tacones por donde podría dejarse lanzar. Estaba realmente linda. En ese momento se dio cuenta que él iba en bermudas, chanclas y con una camiseta que su sobrino había empapado de agua y arena.

-¿Qué tal niña?
- Muy feliz. Pero ahora tomo yo las decisiones. He conducido hasta aquí para estar contigo, y ahora quiero saber si eres como pareces ser. Tienes cinco minutos para subir a tu casa y convencerme de que te deseo.


Él se quedó confundido, pero le encantaba el juego.


- Y una cosa más, no pierdas treinta segundos en ducharte, ni te cambies de ropa, y menos de camiseta.


Él subio las escaleras a toda velocidad, pero mientras introducía la llave en la cerradura, decidió que era mejor pensar despacio. Sólo había una manera de mostrarse como era, mirar a su alrededor y buscar que cosas podían ayudarle. Buscar en las habitaciones habría sido muy evidente. Ella era especial y querría algo diferente. En el salón encontró dos aliados. De un lado, un ramo de  juncos decorativos con perlas plateadas. Sacó el ramo de su jaula de cristal y separó los juncos para crear un sendero que por un instante le recordó la vuelta a casa tras su paseo con ella por la playa. El sendero conducía por un largo pasillo hasta un cuarto donde se amontonaba ropa para planchar, zapatos, libros, discos, y fotografías dispersas por el suelo. De otra parte, el portátil serviría para que ella pudiera ver los últimos setenta y siete segundo del corto "Dime que yo"...mientras colocaba los últimos juncos sonó el portero automático.

- ¿Si?
- Se acabó tu tiempo.
- No han pasado cinco minutos.
- No pensarías que iba a darte todo el tiempo del mundo.

Le abrió la puerta, y escuchó el ruido del ascensor. Al menos el ascensor no estaba aún listo para ella. Al abrir la puerta se topó con la puerta imantada del frigorífico. Ahí estaba su tercer y último aliado. Eligió dos heineken muy frías, las puso en la bandeja que utilizaba normalmente para comer, y corrió para dejarlas junto al portátil.

No salió a recibirla. Escuchó el ruido de sus tacones contra la madera y el silencio entre paso y paso. Durante veinte eternos segundo no se escuchó nada. Después, el primer paso, el segundo...como un tic tac de un reloj antiguo. Dos minutos después ella había llegado a su destino. Ya habría visto el portátil y las heineken frías, ya habría gotas en el cristal verde. De nuevo el silencio.

- ¡Dime que te parezco hermosa! - Aquella frase le hizo saber que ella estaba viendo el final del corto.

Tras los setenta y siete segundos de película de nuevo el silencio.

- ¡Quiero brindar contigo!

Él apareció de uno del armario de la habitación donde se había escondido por falta de tiempo. Brindaron con las cervezas. Mezclaron besos, jadeos, caricias en el pelo, miradas, se besaron sin ni siquiera tocar sus labios. Ella le quitó su camiseta embarrada, besó sus pechos y mordió con rabia sus pezones. Mirándole a los ojos dejo caer sus bermudas... El intentó hacer resbalar una de las tiras del vestido por su hombro...

- No sigas. Aún no sé si merecerá la pena que me desnude para ti. - Aquellas palabras retumbaron en su pecho como una tronada.

Se miraron en silencio. Las manos de él comenzaron a crear dibujos en su cara. Cada uno de los dedos de sus manos se convirtieron en pinceles que iban creando imágenes de deseo en su rostro. El silencio dió paso a los jadeos. La respiración se volvió entrecortada. Sus manos no abandonaban sus párpados, sus dedos se perdían en su pelo, sus labios, su sien...unos pasos desconocidos les llevaron frente a la pared. En una caótica décima de segundo se convirtieron en un solo deseo...

El olor a tierra mojada de la tormenta le despertó. Descubrió su cara frente a los tobillos de ella. Contempló su desnudez...

- Al despertar, es cuando más me gusta hacer el amor -dijo ella con los ojos cerrados.

Pd. Los 77 segundos están aquí...

http://estarlocosoloporloco.blogspot.com/2010/05/hoy-hablan-por-mi.html





martes, 31 de agosto de 2010

No me tumbarás, Búnbury

No recuerdo con exactitud cuando vió la luz el último disco de Búnbury, Las Consecuencias, lo que sí sé con precisión es que aún no he sido capaz de escuchar el disco entero, de un tirón, una canción tras otra. Por primera vez en mi vida me he encontrado Frente a Frente a un conjunto de canciones que me mira a los ojos y me vence, me supera, me hace caer de rodillas, como le ocurre a El boxeador que escucha la cuenta hasta diez.


Ya en su primera canción me dispara a quemarropa "¿Por qué siempre conviene alegrar a la gente? También de vez en cuando está bien asustar un poco". Pues tengo que decirte, canalla, que conmigo lo has conseguido. Y si, como tú dices, "Las consecuencias son inevitables". No está mal para ser el primer tema de un disco que yo ya sospechaba duro...


Pero no iba a parar ahí. No, Ella no me dijo que no, fui yo, quien ante la bifurcación del camino, elegí No. "No es posible el amor como una destrucción". El cantante se adelantaba al final, actuó como si ya lo conociera.


Estoy en la canción número tres y ya no pude seguir. Tiré todo lo lejos que pude el mp3. Quise alejarme de esa voz que tantas lágrimas había sacado de mí en quince minutos. Lo peor es que ella sabe que Búnbury es quien más me gusta, y por complacerme, lo ponía mientras cocinábamos juntos.


- ¿Por qué desenchufas el equipo de música?

- Porque me va a salir fatal esta pasta carbonara. Me siento como un personaje de "Como agua para chocolate" que va a estropear la receta por mezclar el vino blanco con lágrimas.


A partir de ahí comencé a escuchar el disco entero a través de canciones sueltas, como quién toma obligado un bombón relleno de licor aunque odia el momento en que el líquido sale del chocolate. No podía ser que no pudiera oír un disco. ¿Cómo me puede doler un grupo de canciones? ¿Cómo me puede hacer llorar? ¿Cómo es posible que sienta esto con solo un estribillo? ¿Cómo puede titular una canción 21 de octubre, por qué precisamente esa fecha y no 11 de enero que no es nada para mí?


Cuando le explico a la gente que Búnbury me gusta porque expresa en sus letras todo lo que a mi me gustaría decir, que en sus letras se refleja mi vida, no sabía que podía ser tan malévolo, aunque él no lo sepa. No podía entender que ella quisiera cambiar "Lo que más te gustó de mí".


Sin darnos cuenta, entre canción y canción, entre silencio y silencio, llegó "La hora de hablar" "de la quimera de otra vida, de lo que no supimos expresar...de las cosas rotas que no puedo arreglar". Ahora sólo somos "Habitantes" que "nos echaremos de menos".


Aunque "Nunca se convece del todo a nadie de nada", puedo asegurar que fue una historia preciosa. No tuvo el final feliz que la costumbre fija en nuestra mente, pero tuvo momentos que nos sacarán lágrimas durante un tiempo y nos harán sonreir en el futuro.


Mientras, intentaré estar lo más cerca de mi idea de vida, que no es la mejor, pero es la que quiero para un futuro próximo, "No estar quieto...que no le cause a nadie espanto...que no me pongan en un aprieto por algo que no está en mi mano...soy vagabundo...de aquí de allá...un poco tuyo y de Todo el Mundo".


A pesar del dolor, de no ser capaz de enfrentarme a un "simple" disco, nada me impedirá madrugar mañana para intentar conseguir dos entradas para uno de sus cinco conciertos en España. Dos entradas, porque es posible que necesite varios abrazos de complicidad durante el concierto, o quizá, para enfrentar mi sonrisa con otra sonrisa.


viernes, 27 de agosto de 2010

cantos de sirena

Decidí ir a la playa a las dos de la madrugada. Sólo me separan dos horas y media desde mi casa. Cambié un salón caluroso y banda sonora de chicharras por coche, música y mar. A mi viaje se sumó una invitada inesperada, la luna.

Caminé en la oscuridad del pinar hasta la orilla con la mirada perdida y los pies sangrando. Había caído en el magnestismo de la luna.

Era una luna color sepia, como si alguien hubiera robado el firmamento y hubiera dejado en su lugar una foto antigua de un cielo pretérito.

Todo era imperfecto a mi alrededor, el mar desnudo, la luna desnuda y yo desnudo.

Me bañé en un mar gélido de agosto y mi cuerpo tembló ante su pequeñez frente al mar y aquella luna. Me quedé sentado en la orilla escuchando el mar y mirando la luna. Noté un calor en las palmas de mis manos. Dos conchas afiladas y de curvas espeluznantes habían abierto mi carne. En la arena cayeron gotas de sangre que formaron puntos suspensivos... y después oí el grito de la luna. Entonces la miré fijamente intentando ver su interior.

Cogí la concha de mi mano derecha y cerré un ojo como si fuera a apuntar con un tirachinas. Asustado, me dispuse a rajar la luna por la mitad. Y de una luna partida en dos surgiste tú. Y viniste a caer a mi lado. Tú, de piel blanca y ojos selva.

Me pusiste de pie frente a ti. Abriste el puño de mi mano izquierda, y sin apartar tu mirada de mis pupilas, utilizaste la concha para abrir mi piel.

Ahora, las olas crepitan, la luna busca su otra mitad, y nosotros, recién nacidos, esperamos un sol nuevo para saber si podemos besarnos o solo somos cantos de sirena que han sucumbido ante la costumbre.




martes, 24 de agosto de 2010

simple



El diccionario de la RAE se ha convertido en uno de mis juguetes favoritos. Qué definición tan genial de simple.

Se dice de aquello que, pudiendo ser doble o estar duplicado, no lo es o no lo está.

Ser simple me trae hasta aquí, me lleva a alucinar con la sonrisa del camarero que me sirve el café en el desayuno, a sentirme fascinado por la conversación de una abuela y su nieto en la cola del supermercado, a soñar con solo pensarte, a viajar sin salir de mi cama, a comprar entradas de conciertos a los que ni siquiera sé si podré ir, a sentir ganas de teatro solo leyendo tu entrada, a hacerte protagonista de canciones, a saborear tus mojitos en mis vasos de telaraña, a pensar como sserá un día de playa a travéss de tuss essess, a disfrazarme imaginando como coses tu disfraz...

Qué placer ser simple aunque todos me crean complicado. Qué placer encontrarnos en la simplicidad, antesala de la complicidad. Qué bien suena "simple" en tus labios.

lunes, 23 de agosto de 2010

Coronita y Tequila

Eran las únicas personas de la fiesta que bebían Coronitas con Tequila, "ya paso de las copas con refresco, o mojitos o coronita con tequila y limón", le había dicho ella. Él no dijo nada, pero pensaba como ella. Le llamó la atención su modo tan claro de hablar, aquella forma apasionada de hablar sobre música, sobre una noche que estuvo empeñada en besar a una chica para saber qué se sentía, sobre un jueves en que iba a celebrar su cumpleaños y la gripe sólo le dejó llevar las botellas que había comprado para que sus amig@s disfrutaran el botellón sin su presencia. A él le fascinó el modo en que aquella mujer ponía pasión en todo lo que hacía, incluso al mover la botella para que el tequila y la cerveza se fusionaran de un modo especial.

Él la escuchaba. Ellos se miraban. Ellos se sonreían. Se buscaban en la muchedumbre de un salón donde se juntaron más de treinta persona. Él miró el reloj de cuco y descubrió que le quedaba muy poco tiempo para disfrutar de aquella chica sorprendente.

La cerveza le enseñó el camino del baño. Ella siguió su camino.

- No te voy hacer nada dijo ella. Sé que no puedes besarme, hoy no.

Mientras ella hablaba él seguía con sus manos bajo el grifo. Mirandola a través del espejo. Ella continuó hablando.

- No quiero tus besos, no quiero tus caricias, no quiero tu sexo. Esta noche no. Pero quiero que me dejes poner mis manos en tu cara, en tu pelo. Quiero que me mires a los ojos. 

Ella se situó detrás de él. Sus diez dedos comenzaron a perderse por su pelo, por su sien, por sus párpados, por sus labios. Él vio por unos segundos la imagen de su cara en el espejo y cerró los ojos para seguir sintiendo el placer que había descubierto en su rostro. 

- Si te atreves, mañana nos vemos en la playa de Fonte da Teja -susurró ella, para después desaparecer.

Él se atrevió. Ella le llamó.

- ¿Estás en la playa?, preguntó ella.

- Si ¿dónde estás?

- En la ciudad. Gracias por enseñarme como eres. A partir de hoy creeré en los sueños.

- Gracias por regalarme un baño, el vuelo de una cometa y una puesta de sol - le dijo él mientras no pudo evitar sonreir.