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jueves, 22 de julio de 2010

¡Ahora!

Por fin llegaba la noche en que empezaba la feria, el momento en que aquel monumento de cartón se encendía con miles de bombillas de colores. Ya llegaba el circo, la noria, los autos de choque, los pasacalles, los juegos de miradas con niñas desconocidas.

Desde que su memoria le servía para algo, recuerda a su madre ocultando sus ojos para que la sorpresa del encendido de la feria fuera aún más espectacular.

- Tápame los ojos mamá.

Su madre le miró sorprendida, pensaba que ya con nueve años esa costumbre le parecería muy infantil a su hijo. Encantada, su madre le ocultó los ojos con unas manos suaves que su hijo podría reconocer sólo por su perfume, aquel olor, era el olor a las manos de su madre.

Ya llegaba el momento, cinco, coreaba todo el pueblo, cuatro, no podía dejar de mover sus pies, tres, que bien huelen las manos de mamá, dos, ¡va a empezar!, uno, ¡ahora!, gritó la madre...

Cuando su madre despegó las manos de sus ojos sólo había oscuridad. Ni bombillas, ni fuegos artificiales, ni música estridente, ni niños en los hombros de sus padres, ni madres vestidas como nunca...

Su cuerpo ya no era el de un niño de nueve años.

En la oscuridad sólo podía ver a dos mujeres alejándose...






7 comentarios:

  1. Tu amiga silenciosa22 de julio de 2010, 23:46

    Me sugiere tristeza ,soledad y oscuridad .... no me gusta sentirme sola ...un beso

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  2. (¡Ay que te timaron en la feria! No hay cossa que me dé más rabia..)

    ¿El niño corrió detrás de ellas y por eso desapareció? ¿Qué hizo el hombre al ver que se alejaban? ¿Se alejaban o se marchitaban? ¿Estaba oscuro o veía oscuridad?
    No importa, dile que no se preocupe. Tengo una linterna y no me fatiga caminar.

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  3. Muy nostalgico me encamnto leerte
    y conocer tu hermoso* Blog! esta super lindo todo, Un beso para ti hasta pronto.

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  4. Serpiente...
    El niño ya era hombre. No hizo nada, dejó que se alejaran. Se alejaban, estaban en la flor de la vida. Sentía la oscuridad.
    Tienes que dejarme la linterna y prepararte para caminar al lado.

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  5. Prometeo, puedes llamarme Sancho Panza. El nombre no es muy serpientil pero tiene su encanto..

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  6. Mejor hacemos el camino intercambiando papeles, a ratos serás Quijote, a ratos Sancho...y a ratos seremos nosotr@s mism@s...

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  7. Precioso relato..., nostálgico pero recordado con cariño, ilusión y lleno de colores, con final triste desde el punto de vista de alguien que no ve en la oscuridad. Me encanto.

    Besos.

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