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miércoles, 2 de mayo de 2012

badajoz

Badajoz, así, sin más.


Ser de Badajoz debe imprimir un carácter aún desconocido para mí. Durante años repetía una fórmula para expresar lo que sentía por la ciudad donde nací: "no destaca por nada"
No podría decir algo del carácter pacense, que es nuestro gentilicio. Quizá sea en nuestro gentilicio, cuasi desconocido, donde nace mi sentimiento de desarraigo, no sé.
 En mi opinión la ciudadanía pacense lleva la pesada carga de estar rodeada de Ciudades Patrimonio de la Humanidad. Subirse a la escena del teatro romano de Mérida te hace viajar a un pasado de esplendor. En Cáceres no se camina, se pintan laberintos en la piedra con banda sonora de campanas. ¿Qué decir del norte de la provincia cacereña? La Vera y sus senderos donde parar a purificar el alma en alguna piscina natural, el Valle del Jerte con paisaje nevado de cerezos, Las Hurdes con su personalidad incomprendida.

¿Y Badajoz?

No somos castellanos, no somos andaluces, no somos portugueses. Somos la indefinición y esto tiene una ventaja, estamos por hacer.

Badajoz no tiene bellas piedras, por las guerras del pasado, y la dejadez tan nuestra, tan pacense. Nos empeñamos en embellecerla, limpiar las paredes, incluso nos atrevimos a pintar simulados bloques de perfección pétrea a nuestra catedral. El comentario del pacense medio (qué expresión tan horrible) es: "somos la ciudad más grande". Podría seguir diciendo cosas que no me gustan de mi ciudad, color gris y albero, pero no quiero.

Badajoz es tierra de raya y eso es un regalo. Vivir Badajoz es también vivir Portugal. Una de las ventajas de mi ciudad es que Lisboa está a tan solo doscientos kilómetros. Pero, si alguna vez pasáis por mi ciudad, ya sea por casualidad o porque os coge de camino, intentad llegar a la hora del atardecer. Badajoz es bonita por su cielo. Subir a la Alcazaba y ver como el cielo camina del azul al rojo y del rojo al morado y del morado al negro es un espectáculo de color.

Badajoz se disfruta mirando al cielo


4 comentarios:

  1. Prometeo:
    Hace unos años tuvimos a un compañero pacense. ¡Es majo y me llevaba muy bien con él pero muy callado y tímido! Me aconsejó una ruta por Extremadura. He estado por allí en dos ocasiones... pero no he podido llegar hasta Badajoz.
    Te comprendo cuando hablas de ese no saber qué es uno: en cierto modo nos pasa a los murcianos: no somos ni castellanos, ni andaluces ni valencianos, somos murcianos -obvio- pero tampoco sabemos qué es ser murciano -¿marcianos en una tierra fronteriza?-.
    ¡A ver si a la tercera cae Badajoz!
    Salu2 pacenses y pacíficos.

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  2. Dyhego...Badajoz es una buena ciudad de paseo, tiene sus rincones...si has andado por Extremadura te recomendaría conocer la parte portuguesa de la frontera, maravillosa...

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  3. Badajoz, una ciudad tan pintorezca como nostálgica, la verdad es que me encanta visitarla, me hace acordar a los momentos cálidos de mi niñez. Es muy cierto lo que dices, los que somos de esta tierra no tenemos identidad, somos como viajeros del tiempo, siempre disfrutando de los viajes placenteros de la vida...

    Besos!

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  4. Sofía...quizá nuestra identidad está repartida. Creo que cuanto más me han dicho como tiene que ser mi ciudad más me he alejado de ella. Si miro al suelo es una ciudad gris con chicle pegado, si miro a la pared surge un desconchón, si miro al cielo...si miro al cielo disfruto de la mezcla de anocheceres del país...

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